crónica del I MARATÓN A LAS NUBES


UNA CARRERA JUNTO A LAS NUBES

El placer de correr en  el Altiplano Andino



El día amaneció limpio y con un sol fuerte. La altitud (3800 msnm), se hacía sentir en el leve frío matutino y en la ligera falta de oxígeno.

Un reducidísimo grupo de corredores-montañeros se aprestaban a llevar a cabo el reto más importante de sus vidas deportivas: correr un maratón unos y un medio maratón otros en una zona  inexplorada atléticamente, entre los 3800 y los 4170 msnm.

El lugar elegido fue San Antonio de los Cobres, en la argentina provincia de Salta. Concretamente en la Región de la Puna. Un lugar rodeado de cinco y seis miles.

La carrera se inició con un discreto retraso, debido a la ceremonia de petición a la Pachamama,  la diosa andina y cotidiana a la que los indígenas de San Antonio (atacamas), ofrendan hojas de coca, alcohol y sahumerios cuando quieren emprender un proyecto difícil. Y el I MARATÓN A LAS NUBES era una prueba montañera no exenta de dificultad.

Los corredores debían cumplir los primeros siete kilómetros y medio, realizando un bucle que comenzaba y terminaba en el propio San Antonio. Se trata de un bellísimo recorrido que no supera los 3900 msnm y  que transcurre entre los Cerros Terciopelo (4000) y Pompeya (4250).

Después de atravesar toda la población, se inicia un itinerario que llevaría a los afortunados atletas a las Termas de Pompeya; la Mina de plomo Concordia, ya abandonada; el impresionante cementerio de la propia mina y el mágico lugar donde los maratonianos dan la vuelta. Allí, a 4170 msnm se divisa el Viaducto de la Polvorilla, del Tren a las Nubes. En el próximo horizonte, toda una línea de montañas, blanca y arrogante.

Al girar los corredores para buscar la ansiada llegada,  tienen la impresión de que se han elevado por encima de sus miserias y de que están mirando cara a cara a algún dios andino, al contemplar, aparentemente cercanas, varias montañas de más de cinco y seis mil metros, como los nevados de Acay y de Cachi.

Después, la apoteosis final, con toda la ciudad en la calle saludando a los héroes, que son conducidos a discreta distancia por vehículos de la Municipalidad, desde motos de los policías de tránsito a ¡autos de bomberos!

Todos los corredores manifestaron su emoción e hicieron promesa pública y firme de regresar a un lugar en el que habían sido tan bien acogidos.

La vocación internacional del MARATÓN A LAS NUBES se vio reconocida, con la presencia de un corredor que viajó desde el norte de Brasil y la local con la inscripción de dos habitantes de San Antonio, que se atrevieron con una distancia que jamás soñaron en atravesar corriendo. Y lo hicieron, rodeados de personas en las que late el mismo corazón curioso y aventurero.

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